domingo, 30 de enero de 2011

En tierra de Cobardes...


Cuando llegué, medio desnuda, deshidratada, y sin a penas haber comido en dos días, me encontré con el silencio. Era uno de aquellos silencios inmensos y vacíos que llegan tras el sufrimiento, que te abruman y a la vez reconfortan, porque en la soledad no hay peligro…Porque estoy conmigo, en quien más confío.

Mi caminar se dirigía por un sonido familiar y rítmico de tambores que guiaban mis pasos hacia la abundancia. Al llegar, mis pies se detuvieron y como sin querer no pude sino sentarme a tu lado, como el alumno ávido de aprender, se sienta frente al maestro.

Sus palabras y sus miradas sonrientes no hicieron más que traer paz. Se acabó - me dije, esto es una de esas metas de las que la gente habla. Fue como un “por fin he llegado”, y enfrente estabas tú, dándome la bienvenida al nuevo espacio. Una habitación nueva en mi interior, una puerta dorada que me conducía de cabeza hacia a mí, precedida por un tobogán y al final tú, amortiguando mi caída con tus brazos.

Tu música me movía los pies, los brazos y las manos, como si mi voluntad se rindiera a ella y fluyera sin permiso de nadie, y sin prohibiciones mías. Se amontonaban los ritmos en mi pecho, y sólo podía saltar y fluir con ellos. Como agradecimiento, los tomé de la mano y los devolví a su sitio, al corazón tuyo, amigo, fiel a mi misma, siempre, sin robarte, ni llevarme de ti lo que es tuyo…

Tras los abrazos más bellos que jamás haya experimentado, me sentí alimentada, hidratada y pude recobrar el sueño como los recién llegados…como esas “bolitas de carne”, que en sus cunas caen al sueño como el que se quita el traje del cuerpo.

Al fondo mi melodía, siempre recordándome…Cuidado! No saltes! Es mejor quedarse en tierra de cobardes!!! Es menos peligroso!...

Hoy es uno de esos días en los que extraño al sol dorando mi cuerpo, en los que el silencio se esconde tras caóticos pensamientos, y brotan en forma de liberación, cuando imagino tu rostro frente a mi espejo.

Hoy quiero dejar atrás esta tierra de cobardes, esta isla de rebeldes sin causa…y saltar, hacia mí, hacia ti. Gracias

4 comentarios:

  1. El sol que dora nuestro cuerpo, el ahora, el antes y el después, el espacio que pisamos y sobrevolamos, está en nosotros. Elegimos por donde y hacia donde y en la elección, pienso, no hay cobardía sino decisión..

    Besitos

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  2. Maravillosa aportación Luz…Y cierta! No hay valientes ni cobardes, sólo elecciones sin necesidad de juicios y respetables ante todo en el libre albedrío de cada ser humano…
    Lo que pretendo transmitir con este relato…es que a veces nos situamos detrás de un muro, eludiendo la inmensidad del océano… Y que ese muro y ese océano, como bien comentas, están en nosotros, y añado, nos hacen humanos…

    Yo llamo tierra de cobardes, a ese lugar en el que me escondo, para no saltar al mar, aun sabiendo nadar como las sirenas, a ese lugar donde escondo cientos de poemas que nunca publiqué…A esas decisiones que se toman desde el miedo…que es tan humano, como mis propios juicios…Al fin y al cabo es un lugar, que también forma parte de mi...
    Un abrazo

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  3. Me encanta, Asana. Tu poema es un canto a la vida y a la esperanza. Los dos últimos versos me han apasionado.
    Un abrazo de Nanita.

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  4. Gracias por leerme una vez más, ya sabes que es un placer. Besos

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