lunes, 17 de enero de 2011

El teléfono...


Los recuerdos se apoderan de mi mente de memorias trastornadas, de recuerdos desordenados, como si un pasado estuviera escrito…y el futuro estuviera aún por escribir.

Mi mano, guiada por la contractura de mi alma y el dolor que puede causar el susurro de la verdad, se lanzó de un salto hacia el teléfono.

Mi voz entrecortada, a penas se atrevía a salir.

El miedo atando con un nudo el deseo, transformándolo en amor, me empujó de un salto al vacío. De un salto hacia ti, hacia mí.

Por un momento el cable telefónico creado por la razón, y establecido por los hombres, nos distanció más allá de nuestras voces.

Te tengo tan cerca, que te puedo besar con mi imaginación, pues la realidad de tu voz me trajo hasta aquí. Ante la incomprensión del que no sabe que está loco, o mejor dicho ante el límite impuesto por nuestro cuerpo, y en este caso por un aparato telefónico, de color rojo y brillante, nos entendimos a la perfección. Un mismo lenguaje se imponía sin indulto ante los instintos más animales.

Ahora te siento de nuevo. Creo que dentro te extraño y te siento, pero esta vez espero tu llamada, o simplemente le pongo palabras…antes de volverme loca, por nada.

Con el paso de los días, Estrella observaba el teléfono, observando desde el firmamento, a veces creía que sonaba aquel familiar sonido de su móvil, pues el paso de los años había teñido el teléfono rojo, y había cortado el cable del sin - sentido.

Un abrumador silencio la cubre ahora y su corazón queda sostenido, con el eterno sonido de línea telefónica, con forma de infinito.

2 comentarios:

  1. Bello, simplemente bello...
    Expresando uno se descubre su esencia. Asi qué siga Hermosa de corazon abierto, sin temor a nada

    ResponderEliminar
  2. Gracias Carlitos...El alma libre se expresa casi sin querer, asi que sigamosle!

    ResponderEliminar