miércoles, 20 de abril de 2011

El Libro sin dueño



Y es que como la verdad y la muerte,
No tiene dueño ni palabras osadas,
Se vuelca como el agua en el mar…
Y camina sin hacer ruido…
No suena,
Y a penas es visible…
Pero no hay duda, que a todos nos persigue,
Y nosotros no lo alcanzamos.

Aparece desamparado,
Deseando ser leído, amado,
A penas pronunciado y resabido,
Humilde e indolente,
Negociado ante los instintos,
Razonado en sí mismo.

Y es que como la verdad y la muerte,
Simplemente aparecen,
Sin avisar,
Sin hablar con el azar o la suerte…
Porque así es…
Y viene y va…
Y es incognoscible,
Es inalcanzable…
Y a todos nos persigue…
Entre líneas puede leerse,
Y en los labios, aprenderse…
Que no tiene dueño el alma vieja,
Y que la joven, a penas aún navega,
Creyéndose grande y pequeña,
Sabiéndose firme y dueña…
Para caer de nuevo,
Entre páginas,
Sin duelo,
Que vuelan y se entregan,
Como fruta del árbol,
Que cae al madurar…

Para no entender,
Para apostar y perder…
Para saltar,
Y leer…
Y caer
Y elegir…aprender.

Para volver a empezar…
Dejándolo todo, y escuchando,
Mi corazón rendido al mar.

jueves, 14 de abril de 2011

Si...

Si logras conservar intacta tu firmeza,
Cuando todos vacilan y tachan tu entereza,
Si a pesar de esas dudas, mantienes tus creencias,
Sin que te debiliten extrañas sugerencias.

Si sabes esperar, y fiel a la verdad, reacio a la mentira,
El odio de los otros te sienta indiferente,
Sin creerte por ello, muy sabio o muy valiente.

Si sueñas, sin por ello rendirte ante tu ensueño,
Si piensas, mas de tu pensamiento sigues dueño.

Si triunfos o desastres, no menguan tus ardores,
Y por igual los tratas como dos impostores
Si soportas oír la verdad deformada,
Cual trampa de necios, por malvados usada.

O mirar hecho trizas de tu vida el ideal,
Y con gastados útiles, recomenzar igual.

Si toda la victoria conquistada,
Te atreves a arriesgar en una audaz jugada,
Y aun perdiendo, sin quejas, ni tristezas,
Con nuevo brío reiniciar, puedes tu empresa.
Si entregado a la lucha, con nervio y corazón,
Aun desfallecido, persistes en la acción,
Y extraes energías, cansado y vacilante,
De heroica voluntad, que te ordena ¡adelante!.

Si hasta el pueblo te acercas sin perder tu virtud,
Y con reyes alternas sin cambiar de actitud,
Si no logran turbarte ni amigo, ni enemigo,
Pero en justa medida, pueden contar contigo.

Si alcanzas a llenar, el minuto sereno,
De sesenta segundos, de un esfuerzo supremo,
Lo que existe en el mundo, en tus manos tendrás,
Y además hijo mío: ¡un hombre tu serás!

Rudyard kipling

viernes, 8 de abril de 2011

Hay Mil Maneras de Sentir la Lluvia...

Como en abril,
Cae la lluvia a torrenciales,
O a chispeantes caricias,
Sobre pieles eternas de emergencias sin rumbo.

Para unos,
Molesta hasta no encontrar el fin,
Ni el aire que cese entre el cuello y la barbilla.
Para otros inquieta,
Como la imbecilidad al inteligente soberbio,
Como las cuerdas pendientes,
Que sostienen un puente.
Porque como la lluvia a la tierra,
La imbecilidad cae y sostiene.

Hay para quienes mojarse,
Parece que les reprodujera la sombra,
O quizá los cables robóticos impregnen de chispas su ánima indolora.

Para otros,
Son caricias de madre,
Lágrimas de sueños rotos,
Felicidad desbordante en bailes,
Inspiración para el cine,
O lenguaje de ciegos que dominan los espejos,
Y giran la piel
Como Serpientes en celo.

Para mi la lluvia…
No es más que lluvia,
Que cae sin más,
Sin esperarla ni forzarla…
Es sólo agua,
Que inunda mi cuerpo,
Y me desborda en sonrisas,
Y me la bebo…
Y la siento,
Por fuera…por dentro…

Y hay muchas maneras más de sentir la Lluvia…
¿Y tú cómo la sientes?

martes, 5 de abril de 2011

Ocaso...

Ya tardaba en llegar el ocaso.
El derrumbe inesperado,
Ya tardaba.

Y por fin aprieta en las tripas,
Lo amargo,
Y el dolor vibra,
Como un saxofón dorado,
Que aún no sabe gritar música del alma…
Que se empeña el pobre,
En agarrarse a mis dientes con su embocadura,
Para desafinar,
Y sonar los estruendos que albergan los llantos reprimidos,
Por el tirano del inconsciente,
Por la mente soberbia e indolente.


Llega el ocaso,
Y al fin el atardecer del alma,
Con sus gaviotas, libres y sabias,
Quiero explotar ante el paisaje,
Y hay un algo que lo contiene,
Un cuerpo que a veces me pesa,
A veces me sostiene,
Y otras tantas es un estorbo que me impide alzar el vuelo ingrávido hacia tus brazos…

Llegó el ocaso y el derrumbe inesperado…
Vomita tripas,
Si no sabes llorar música…
Nada en océanos helados y abrasados por el baño del sol.
Llena hojas de papel,
Que un día fueron árbol,
Llénalo con brotes, que aún se alejan de ser flores,
Y que sus tallos ansían alcanzar,
Motivados por el aroma de la sal.

Pierde la batalla,
Y regresa a la oscuridad sin sombras,
Y anhelos deshechos,
A los cantos opacos de un silencio en llamas,
Jaque mate a la Dama…

Y siempre hay un sonido que me atrapa…
Un saxofón brotando lágrimas,
Un sol bañándose en mi alma…
Amanece a cada instante,
Atardece al respirar
Y el ocaso oculta las sombras para abrazarnos, sin más…