Con la sensación de partir hacia todas partes,
De partirte en porciones,
Como la Esquizofrenia, inevitable.
Te manifiestas a la deriva,
Buscando la tierra, a la que aferrarte,
Para partir después de nuevo,
Cuando tengas miedo de enfrentarte.
Y te pregunto si no es más hermoso el baile.
Si tu que buceas por el océano,
Y te mimetizas con los animales marinos,
Eres feliz sin esperar la palabra, la atadura o el clavo.
Porque hasta en invierno,
El mar es sano.
Y el que huye,
Es inevitablemente perseguido,
Por la sombra del desierto…
Poseído por sí mismo,
Y siempre soñando lejos,
Cuando cerca está el encuentro
Y lo elude por ganar una lucha ficticia.
Las estrellas no huyen con impulsos o emergencia,
Sino que desde lo alto y sin juicio
Nos protegen y nos enseñan…
De partirte en porciones,
Como la Esquizofrenia, inevitable.
Te manifiestas a la deriva,
Buscando la tierra, a la que aferrarte,
Para partir después de nuevo,
Cuando tengas miedo de enfrentarte.
Y te pregunto si no es más hermoso el baile.
Si tu que buceas por el océano,
Y te mimetizas con los animales marinos,
Eres feliz sin esperar la palabra, la atadura o el clavo.
Porque hasta en invierno,
El mar es sano.
Y el que huye,
Es inevitablemente perseguido,
Por la sombra del desierto…
Poseído por sí mismo,
Y siempre soñando lejos,
Cuando cerca está el encuentro
Y lo elude por ganar una lucha ficticia.
Las estrellas no huyen con impulsos o emergencia,
Sino que desde lo alto y sin juicio
Nos protegen y nos enseñan…
Y nos guían los pasos, para estar cada vez más cerca…
Y viajar lejos sin huir y sin miedo.
Envuelta por el sol,
Viajera,
La tormenta de arena que pincha tu piel de sorpresa,
Pronto pasará,
Para regalarte por fin la calma y la tierra del bienestar,
Y el viento del norte
Que ataca al principio en punzadas,
Se transformará, sin más,
En ángel del susurro
De la caricia
Y la custodia,
Cuando ya no haga falta viajar…
Y viajar lejos sin huir y sin miedo.
Envuelta por el sol,
Viajera,
La tormenta de arena que pincha tu piel de sorpresa,
Pronto pasará,
Para regalarte por fin la calma y la tierra del bienestar,
Y el viento del norte
Que ataca al principio en punzadas,
Se transformará, sin más,
En ángel del susurro
De la caricia
Y la custodia,
Cuando ya no haga falta viajar…
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